LAMENTO POR LOS INCONSCIENTES


Rubén Cedeño
Libro «Jesús»

“Dominus Flevit” es un lugar frente a Jerusalén donde se suscito una maravillosa instrucción de labios de Jesús y hay una estupenda vista de la ciudad, que todavía existe. Allí Jesús se refirió al destino que le espera a los que no reciben bien, no son agradecidos a sus maestros, facilitadores, profetas, y sacerdotes amorosos, han fundado sus grupos, les escriben los libros, son que le han dado forma a la enseñanza y se sacrifican por sus estudiantes. Jesús les predijo a los mal agradecidos que reciben la Enseñanza Espiritual, que sus casas quedarían desiertas. Esto quiere decir que sus grupos se quedarían sin gente, sin libros, sin instrucción, serian un desierto. Esto siempre se cumple con las personas, grupos, escuelas, instituciones, ciudades y países mal agradecidos y en el caso de Jesús se cumplió de forma muy dramática.
Jesús mirando a Jerusalem desde “Dominus Flevit” dijo: “¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina junta a sus pollitos bajo sus alas, y no habéis querido! Por lo tanto, esta casa quedara desierta. Os digo que no me veréis hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. Apenas cuarenta años después de Jesús haber dicho esto, el Templo de Salomon y todo Jerusalén fue saqueado por las tropas de Tito, luego vinieron los árabes e hicieron lo mismo y hasta el presente, no volvió a ser lo que había sido. Una prueba fehaciente de esto se encuentra en el “Arco de Tito” en el “Foro Romano” donde se ven los relieves de esta lamentable destrucción. Ningún lugar donde se rechaza a los auténticos maestros que instruyen la Enseñanza Espiritual Verdadera permanece, porque esa es la razón de la existencia. No hay que luchar, ni discutir, con el ingrato que critica, condena y traiciona o se quiere ir, hay que hacer “silencio diplomático”, porque ya se sabe su destino. Pero Jesús da la clave para que esto no suceda y es estar agradecido con el Maestro que da origen y comunicar la Enseñanza, la Bendición espiritual, es decir: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. Todo facilitador espiritual, sacerdote, maestro que dirige, instruye con buena voluntad y sin estafar hay que agradecérselo y bendecirlo.

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